Thursday, June 10, 2010

UN CAFE, UN TOSTADO... Y CAGAME EL AMBIENTE.

Tarde de nada en Capital. Por X razón tuve que hacer tiempo en Belgrano. Tenía la computadora encima y caminaba para Cabildo en busca de un Havana, un Bonafide o algo así donde sentarme a escribir y tomar café. Blanco Encalada para el lado contrario al río (quienes me conocen sabrán perdonar mis referencias geográficas, quienes no compren una guía, fijénsé dónde queda la concha de la lora y váyansé rapidito), a dos cuadras llegando a Cabildo veo (descubro, mejor dicho) un cafecito re monono...
(ACLARACIÓN: Si no entendés qué es monono, buscá en el diccionario "Concha de la lora", fijate si tiene un mapa y después ubicate en la guía de la que hablábamos antes. Seguí los pasos ya mencionados a partir de ahí).
Volviendo al cafecito: todo madera oscura y paredes ocre. Lámparas que simulaban ser bandejas de madera con velas encendidas encima. Sillones bajitos, mesas cómodas. Terracita cerrada para los que quieren fumar. Delicias artesanales en el mostrador: brownies, pastafrola, alfajorcitos de los que tienen más dulce de leche encima que un osito cariñoso argento (Nota mental: las aventuras del socito cariñoso argento!!!), e incluso tarteletas de chocolate y frutos rojos.
Lugar ideal. Subo a la terraza (no fumo, pero tampoco quería estar AL LADO de la calle) y me instalo. Enciendo la compu. Me pongo a escribir.
Mozo muy atento. Por demás atento, pero no tanto como para que sospeche. Le pido un café doble y un tostado. Cuando vuelve, hasta me atrevo a pedirle que baje la música (la 100 me mata a todo volumen una tarde que quiero enfocar un poco las neuronas) y el tipo dice que no hay problema. Dos segundos después la radio desaparece.
Impecable.
El café estaba muy bueno. El tostado estaba mejor. Escribí como hacía tiempo que no escribía. Escribí, literalmente, hasta que llegó la hora de irme.
Bajé (el tipo me había visto trabajando y no quiso subir a molestar) para pagar.
"Y, maestro?" me dice. "Te ví trabajando y no quise subir a molestar". (Ja ja ja, qué pelotudo soy! Mis personajes acotan lo que aclaré previamente!).
"Bien, excelente", le digo. Quienes me conocen sabrán que ésas dos palabras para mí equivalen a un cinco estrellas en la revista más prestigiosa de cafetería mundial.
"Buenísimo. Y te bajamos la música y todo."
"Sí, muchas gracias"
"Ninguna molestia. Te gustó el local?"
"Está bárbaro. Muy cómodo. Muy bien puesto".
"Sí, es cómodo. Y con silloncitos bajos, por si querés apretar una minuza..."
(Esteeeeee...)
"Cuando quieras venís y me decís... yo digo que arriba está ocupado, que no se puede subir..."
(Éste me está cargando?)
"Bueno..." digo, más tratando de disparar a la puerta que aceptando la invitación al bulo.
Me cagó el lugar! Un cafecito re bien puesto, agradable y tranquilo, de repente se transformó en un telo temático porque el hijodeputa que lo atiende (que es el dueño, según tengo entendido) se le canta alquilarlo como lugar de trampas...
Concha de la lora! Otra vez a tomar el agua con sabor a cloaca del bar del gallego...
Al menos es un lugar decente.

Hijodeputómetro: Quehijode...!

1 Comments:

At 6:07 PM, Blogger Perséfone said...

Muy gracioso, siempre con un toque de genialidad.

 

Post a Comment

<< Home